En 1964, en la ciudad Londres, coincidieron Phil Collins y The Beatles. El primero, era solo un chaval de 13 años con aspiraciones en la música y en el mundo de la interpretación teatral. A los 5 años, había empezado a tocar una batería de juguete que le regalaron por Navidad. Practicaba acompañando aquello que escuchaba en la radio o en la televisión. Su principal influencia musical procedía de cuatro chicos de Liverpool que, aunque solo llevaban cuatro años tocando, ya eran estrellas internacionales.
Por entonces, hace 60 años, la fiebre de la ‘Beatlemanía’ se había extendido por doquier. Era el mejor momento para que los Fab Four se pusieron a las órdenes de Richard Lester y comenzaran rodar su debut cinematográfico. El filme pretendía plasmar 36 horas en las frenéticas vidas de las cuatro ‘stars’, mostrar cómo eran prisioneros de su propia fama. En blanco y negro y con bajo presupuesto (200.000 libras), A hard day’s night’ es hoy un clásico, una de las películas musicales más influyentes.
El rodaje empezó el 2 de Marzo de 1964 en la estación de Marylebone. Se grabaron escenas en un tren, en un pub… y el 31 de Marzo, con las cámaras instaladas en el Teatro Scala, se tomaron las imágenes de una actuación de la banda. Bien es cierto que solo movían los labios porque el sonido era en 'playback'. Cantaron ‘Tell me why’, ‘If I fell’, ‘I should have known better’ y ‘She loves you’. Habían convocado a 350 espectadores que gritaban enloquecidos. La mayoría no eran pagados, aunque también contrataron a extras que hicieron un trabajo bastante convincente representado a ‘beatlemaníacos’. Probablemente, lo eran. Ahí estaba Phil Collins. Tenía 13 años y le habían pagado para hacer de extra.